Nueva Zelanda nunca fue más, pero pudo terminar ganando. Perú tuvo una que el arquero salvó de milagro. Todo se definirá en Lima.
Claro que hubiera sido una situación muy diferente si ese blooper entre los defensas y el arquero terminaba en gol. Con el partido cuesta arriba tan rápido, es difícil no imaginar unos 2 ó 3 goles más a favor. Pero, una vez más, no podía ser tan fácil. Estamos hechos para sufrir, y Nueva Zelanda diseñó un plan para complicarnos la vida desde un principio.
Reconociendo su inferioridad en lo técnico, recurrieron a entorpecer el juego. Es mucho más fácil destruir que construir fútbol, y con esa premisa salieron al campo. Me parece que en parte quisieron hacerlo con posesión, también, pero Perú recuperaba muy rápido la pelota y les resultó un mundo. Por eso si bien podían tener amplitud al medio (tenían un 3-5-2 bien marcado), achicaron espacios y se hicieron un equipo muy corto en defensa, retrocediendo todos muy rápido ante cualquier intento de ataque peruano. Fue una muy buena ejecución táctica (aunque solo defensiva) por parte de los All Whites, que Perú no supo sortear. Acá es, tal vez, donde nos cobra factura el no estar acostumbrados a ser un equipo favorito, o contra el cual otros deciden defenderse. El equipo siempre quiso avanzar con vértigo, intentando ganar espacio por velocidad o control del balón, algo casi imposible de hacer si un solo jugador está rodeado por 3 o 4 rivales. Ya ni Messi. Perú se olvidó del pase atrás, de la idea de rearmar el equipo para buscar el espacio con posesión, no con vértigo. Solo hacia el final del primer tiempo logró encerrar a nueva Zelanda tras posesiones cuidadas y prolongadas, aunque no lograran mucha profundidad. Solo un cabezazo desviado, y nada más.
Esos minutos hacían presagiar algo bueno para el 2do tiempo, pero el equipo cayó, nuevamente, en el juego de Nueva Zelanda, esta vez para nunca más salir. Pelotazos y divididas, sin pases atrás, sin rearme de las jugadas, hicieron del partido algo innecesariamente friccionado. Y no hablo de arriesgar, sino de tomar otras decisiones en ataque para mejorar el posicionamiento del equipo. Tal vez no fue su intención, o no encontró reacción, lo cierto es que al final del partido, en desatenciones que pueden ocurrirle a cualquiera, Nueva Zelanda tuvo un par de jugadas que muy bien (mal) pudieron acabar en desgracia. Por esa suerte que estamos teniendo este año (porque sí, hace un año que no perdemos) no nos anotaron y podemos terminar todo en casa.
Porque, olvidémonos del este partido: Tenemos que jugar una final, de local, frente a Nueva Zelanda. No va a ser fácil, nada ha sido fácil, la vamos a sufrir. Pero, carajo, ésta es la oportunidad. La última oportunidad.
Vamos Perú, vamos!!! Solo 90 minutos nos separan del sueño mundialista.
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