miércoles, 15 de noviembre de 2017

Repechaje Intercontinental: Allá vamos, Rusia (Perú 2 - 0 Nueva Zelanda)


El sueño es realidad. Después de 36 años, Perú volverá a jugar un mundial. 


De todos los estigmas con los que vive este perucito (la guerra con Chile, los españoles, Velazco, la izquierda, el chino, entre otros) el hecho de no ir al mundial desde 1982 era el menos importante, pero no por eso menos doloroso. Míralo objetivamente: ¿De qué nos sirve ir al mundial? Perú tuvo su época dorada en los 70s, cuando todo parecía ir muy mal, y sumándose al aluvión de patriotismo causado por el gobierno, estuvo la selección de fútbol que trajo mucha alegría al país. La añoranza del sentimiento es lo que hizo de los mundiales un sueño; después de todo, el ver ganar a tus colores es una especie de alegría gratuita y divina, donde tu participación (más allá del aliento) no era requerida. Todo llegaba del cielo.

Por eso es que con cada mundial que pasó - 8, para ser exactos - la cruz se hacía más y más pesada. Los mayores se desencantaron, los niños crecían con ilusiones que serían destruídas en su juventud. "Perú nunca va ir al mundial, ya resígnate", decía tu yo interior. Y, en efecto, al menos para mi, ya esto era cosa pasada. Resignación pura. Nunca iba a disfrutar de los colores de mi país en la justa deportiva más grande del planeta. Nunca. Y aunque cada eliminación (matemática) dolía como pocas cosas, un moretón más a esta alma magullada era, pues, nada.

Eso hace de esta noche todavía algo más conmovedor y único: nunca la imaginamos. Al menos, no estaba en nuestro radar hasta el día que ganamos a Ecuador en Quito. Una noche soñada y que probablemente nunca olvidemos.

El partido suena a trámite: es Nueva Zelanda. Pero con tantos tropezones en nuestro historial, no nos íbamos a poner guapos sin tener el boleto en el bolsillo. Hemos contenido el grito por prudencia y porque conocemos nuestra historia. Perú salió siento una tromba, decidido, y ese palo de Advíncula fue señal de las cosas a venir. Nueva Zelanda se mantuvo en orden y curiosamente fue en un intento de presionar y atacar que un lanzamiento largo hacia Cueva los encontró mal parados. Con espacios éste equipo puede hacer mucho daño, y la víctima ahora fue Nueva Zelanda. Gol, ese gol, ese grito de gol hizo que cada lágrima anterior valga la pena. El sueño estaba cerca.

El comienzo del 2do tiempo no fue diferente, aunque tal vez con menos esfuerzo. De un córner llegó la tranquilidad, y aunque los All White se vendrían con algo de peligro, nunca lo hicieron con claridad. Perú seria parte de un mundial nuevamente, después de 36 largos años. Ciertamente, arrastramos una ominosa cadena, pero por fin, ahora, somos libres.


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