jueves, 9 de octubre de 2008

Un objeto sexual


Por: Sergio Linares Gallardo, colaborador.

Todo comenzó con una amistad muy fuerte entre ella y yo. Naturalmente yo le tenía ganas y me la daba de buen amigo cual comercial de Sprite, “tu amigo te tiene ganas”. Habíamos salido un par de veces a tomar solo los dos y si mal no recuerdo eran más de 4 y menos de 7 veces, siempre como patas, nunca había pasado nada entre ella y yo.

Ella, simpática, de estatura normal, ni muy alta ni tan bajita -a ojo de buen cubero debe estar entre 1.65mts. y 1.68mts.-, bonita de cara con una sonrisa picaresca que me hacía imaginar que algo podría suceder entre los dos cada vez que salíamos. Es por eso que seguía ahí, invirtiendo mi dinero y mi tiempo, no me arrepiento, siempre fue un mate de risa, hablábamos de todo: desde agarres a sexo. Era una chica con la que podía expresarme tal cual sin temores a represalias o que se sienta ofendida. Su cuerpo, tal como me gustan a mí, no era una modelo tampoco era gorda ¡pero eso sí! con su rollito, algo que para mí se ve de lo mas natural en una mujer -creo que mi gusto por esos rollitos es la falta de eso en mí-, no muy desarrollada por delante pero lo suficiente por detrás. En conclusión, tenía todo los requisitos necesarios para mí y mis intenciones ocultas y pecaminosas.

Recuerdo aún el día, era jueves, yo, como es costumbre, estaba en mi siesta de las 4:30PM y de repente me levantó la alerta de un mensaje a mi celular sin número conocido pero con un mensaje perturbador que alentaba a la juerga y decía algo así: “oe ven y trae un ‘sixpack’ de chelas”. Lo primero que hice fue restarle importancia ya que no sabía de quién era y de dónde provenía el perturbador y desconocido mensaje así que más pudo el sueño y regresé a descansar nuevamente como si nada hubiera pasado. Al cabo de 15 minutos una llamada volvió perturbar mi austero sueño, era el mismo número desconocido y al contestar escuché una voz femenina con síntomas de haber ingerido alguna bebida alcohólica por buen rato y me dijo:

-Oe, Sergio ven pes , estoy en la casa de mi prima.
-¿Ah? ¿Quién eres? – añadí
-Yo pues ¿no me reconoces?
En mi mente jugaba con todos los nombres posibles de chicas, rogando no equivocarme para no pasar vergüenza alguna. Me animé y con voz dudosa dije:

-¿Kathya?
-Claro, oe ven estoy chupando en la casa de mi prima. Trae un ‘sixpack’ de chelas. ¡Te espero!

Luego de esa demandante petición cortó la llamada sin antes avisarme la dirección y el lugar. Sin embargo, luego de la noticia y al haber escuchado su voz, me animé a ir. Me bañé, aliste, me puse perfume, cargue mi billetera con dinero (en esa época trabajaba en una disco y ganaba lo suficiente como para chupar tranquilo), salí a llamar al número del cual se comunicó y quedamos en encontrarnos en la esquina de ‘Carsa’ pues, según ella, su prima vivía a una cuadra del lugar.

Llegué al sitio acordado y esperé unos minutos mientras meditaba mi malévolo plan hasta que, a los lejos, divisé una figura, será ella –pensé- se habrá cortado el cabello pues no lo tenía así desde nuestro último encuentro. Y sí era puesto su forma de caminar, algo ondulante como si estuviera concentrada en su andar arrojaba mi deducción y rápidamente me acerqué y me saludó con un efusivo beso -más que un beso cariñoso fue casi un llamado a la seducción- y me dijo:
-¡Sergito! – procedió a abrazarme luego de esa tan grata bienvenida.
-Hola Kathycita, por lo visto esta buena la juerga.
-Jajajajá ¡claro! – respondió
-Bueno y dónde queda la casa de tu prima porque primero vamos a comprar el six, añadí.

Luego de comprar el trago, fuimos a un edificio de 3 pisos, su prima vivía en el último de este, antes me aseguré de que me dijera quienes estaban presentes para saludar correctamente. Llegamos al último piso, tocamos la puerta, entramos y me dije a mi mismo luego de una ingrata impresión -¿En serio vamos a chupar en este lugar?, era un cuarto de 3x3 con tan solo una cama y un escritorio; a un costado un baño.

En la cama se encontraban 3 chicas: la prima, quien ya se encontraba totalmente ebria y dormida sobre la cama, y dos amigas más quienes me miraron con cara de bicho raro pero no presté atención ya que mi plan debía ejecutarse como lo había planeado y no dejaría que nada lo interrumpa. Luego procedí a saludar a los 2 patas que se encontraban, uno ya de cómo 30 años y otro con cara de chibolo, menor que yo. Abrimos las cervezas y Kathya me abrazó y se apoyo sobre mi mientras yo me apoyaba en la única ventana, y entre conversación y conversación nos fuimos alejando del tema en común, nos centramos en nosotros, cada vez más cerca nos mirábamos y yo, sin mucho alcohol encima, no me animaba a acercarme para besarla, lo cual era todo lo contrarío en ella ya que luego de un par de vasos se fue acercando hacia mi y nos besamos.No recuerdo si nos miraron o no, simplemente no nos importó.

Después de haber concretado el primer paso de mi plan, arruinado por la discusión entre ella y su prima, lo que motivo a que ella y yo nos retiráramos, sugerí tomar un trago entre los dos, mientras bajamos las escaleras del edificio, ella accedió, pero tuvo la mala idea (según para mi en el momento) de llamar a su amiga, quien llegó con su enamorado. Nos habíamos encontrado con ellos nuevamente en ‘Carsa’. El pata buena gente, tenía sus 27 años, y su enamorada mi edad, 23, con cara de ser celosa y renegona pero también buena gente. Sugerí ir a tomar a un parque, sin embargo, el pata dijo para ir a tomar a su departamento el cual estaba solo. En ese momento, sentí que los planetas se habían alineado a mi favor y que esta noche sería LA NOCHE.

Finalmente, luego de comprar un ron, nos embarcamos en un taxi y yo emocionado por la situación conversaba con ella en trayecto, pensando: de esta noche no pasas…Por fin llegamos, era algo de las 10 de la noche, temprano aún, con algo de síntomas del alcohol pero no tantos como mi amiga, entramos al depa, pequeño, pero era lo suficiente para mi cometido, abrimos el ron, y comenzamos a tomar sentados en el sofá, yo, sentado a la derecha de ella, le servia un poco más de lo que yo tomaba, luego de un par de vaso: lo inevitable, dijeron para bailar y subieron la música de la radio y bailamos por un momento reguetón, lo cual no me arrepiento, pues después de ese baile sexy y medio pornográfico que hicimos, sabía que esta noche pasaría de todo. Pero, la pregunta era dónde y cómo le diría, ¿le diría para ir a mi casa? ¿Iríamos a un telo? ¿Atracaría mi propuesta indecente?, dudas que pensaba cada vez más que no me atrevía a resolver.

Luego de sentarme y seguir libando, pregunté al dueño de la casa por el baño y tras de una breve explicación fui. El baño era diminuto, a las justas podía estar cómodo uno ahí e hice lo que tenía que hacer. Cuando me estaba lavando las manos mientras miraba mi cara en el espejo pensaba: ¿Cómo le digo? ya se esta haciendo tarde y es el momento. Decidí insinuarle mi propuesta era ahora o nunca, tomé una bocanada de aire, inflé mi pecho, salí totalmente decido con el valor suficiente y ayudado un poco por el alcohol pero, grande fue mi sorpresa al abrir la puerta, ahí estaba ella, parada, esperando, me sorprendí por un instante, luego me hice a un lado cortésmente para que ingresara al baño. Sin embargo, esa no era su intención me miro con ojos libidinosos encendidos por el fuego de la lujuria y me empujó hacia al decidida a hacer lo que tenia que hacerme. Me quedé perplejo, no sabia que hacer o pensar, no sabía sus verdaderas intenciones, cerró la puerta y me dijo con voz de sargenta:

-¡Sientate ahí!– señalando el inodoro
-Ok– fue lo único que atiné a decir
Después de eso, se acercó rápidamente y se bajo la ropa interior ( ella estaba con falda), sacó un pie y dijo:
-¡Sácala!– cuando dijo eso pensé: no debería ser yo el que dé las órdenes

No me quedó más remedio que hacerle caso a esta enfurecida e imperante mujer indicándome por sexo, y luego de eso sucedió pero grande fue mi sorpresa que luego de 3 leves movimientos, se levantó, se acomodó y ¡salió llorando!, me quedé totalmente estupefacto ¿acaso hice algo mal? ¿qué pasó? ¡no me puede dejar así!

Me arreglé, salí como si nada hubiera pasado, ella estaba conversando con su amiga en la cocina, no sabía que pensar o decir, sentí un poco de vergüenza, luego de explicarle al dueño de la casa lo sucedido me dijo: ¿qué, nunca habías tomado con ella? Se pone mala tranca, ahorita se le pasa. Luego de unos minutos salió y nos dispusimos a seguir tomando pero esta vez yo sería el de la intención y casi terminando el trago nos pusimos a bailar, ya el alcohol estaba en mi cabeza y en otra parte más, luego de limar las asperezas del primer encuentro fugaz bailamos casi pornográficamente sobre la pista, formada por el espacio que hicimos al retirar los muebles.

Después de un par de roces, no me aguanté, la agarré de la mano y la jale casi a la fuerza dentro del baño…¡esta vez las cosas serían a mi manera! entramos y sucedió todo lo contrario:

-¡Échate! Señalando el piso….- está hablando en serio, pensé.
-ok, está bien, sostuve accediendo a su propuesta
-¡Quítate el pantalón! – añadió casi gritando y comencé asustarme un poco ¿era acaso una freak?
Hice lo que me dijo y comenzamos a hacer lo que se hace en esos momentos, pero grande fue mi sorpresa cuando comenzó a gritar y agarrarse los senos y a arañarme mientras que yo pensaba que en algún momento iba a comenzar a golpearme, me concentré en ver sus manos hacia donde iban. Debido a la bulla y a los movimientos, casi destrozamos el baño, se cayó de todo, movimos el lavamanos un poco, cuando el dueño de la casa tocó la puerta y con voz imperante dijo:
¡SERGIO SAL! No sabía que hacer, no era mi casa, pero ella no quería salir, me dijo que no le hiciera caso y seguía con sus movimientos erótico-pornográficos en tan diminuto espacio, mientras, afuera, seguía el dueño de la casa -Sergio sal de una vez, por que si no voy a abrir la puerta- y luego de tal amenaza, tuve que detener a esta fémina en celo enloquecida y apasionada a la fuerza. Nos vestimos y salimos como si nada hubiera pasado, por un momento pensé, bueno por lo menos ya lo hice con ella ¡pero no! Ella tenía planeado que esto no acabara así y después de terminar el trago su amiga propuso que vayamos a dejar a Katia a su casa lo cual malograba mis planes de llevarla a otro lado, resignado accedí.

Lo raro fue que a la hora de subir al taxi, los 2 enamorados se subieron delante mientras que ella y yo atrás, luego de conversar un par de segundos agarramos y sorpresivamente dijo en voz alta:
¡chúpame la teta! descubriendo su seno con una mano y con la otra agarrando mi cabeza poniéndola contra su seno, intenté poner resistencia pero fue en vano, eran más sus ganas de que haga eso que cualquier otra cosa, le dije en voz baja: -acá no, por favor- y repitió su orden -¡chúpame la teta!- Ya no sabía qué hacer ni qué decir, lo hice y me dijo en voz alta nuevamente -métemela!
mi vergüenza era tal que no sabía que hacer, el taxista miraba por el retrovisor, los enamorados susurraban algo adelante, no atiné a hacer nada pero ella sí, se quiso subir encima mío a lo cual tuve que oponerme y dijo:
–¿qué, acaso eres maricón, no lo quieres hacer?

Estaba totalmente asustado, esta ninfómana no era la amiga que había conocido, por un momento me sentí violado y abusado por ella pero por suerte llegamos a su casa y tuvo que irse. No sabía donde meterme, moría de la vergüenza durante todo el camino de regreso y no dijimos nada en el taxi entre los enamorados y yo, era obvio que no era un tema para conversar.
Al día siguiente hablé con ella pero quedó en eso, ella no recordaba bien lo sucedido, y opté por no hacerle recordar lo que pasó aquella noche, seguimos siendo muy buenos amigos, pero ya no tanto como antes. Sin embargo, siempre recordaré esa noche se sexo salvaje…cuano fui un objeto sexual.

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